Consta de diferentes registros o sonidos, cuyo timbre dependerá de la forma, tamaño, material o mecanismo de producción del sonido. Se maneja mediante uno o más teclados para tocar con las manos, y otro consistente en unos pedales en la parte inferior que generalmente gobiernan los registros más graves, aunque también se pueden emplear para generar otra voz aguda. Los distintos registros se accionan mediante unas palancas o botones al alcance de la mano del organista. Todo el sistema puede ser mecánico, eléctrico o electrónico dependiendo de la naturaleza de la fabricación del instrumento.
En el pasado, el aire se suministraba por medio de unos fuelles movidos a mano, o también por medio de una turbina accionada por una corriente de agua suministrada por una cisterna que era llenada de agua a mano. Actualmente se suministra mediante compresores accionados por motores eléctricos.
El órgano se toca con manos y pies, lo cual hace recomendable el estudio de otros instrumentos de teclado para poder pasar a su estudio como instrumento.
Historia
A lo largo de la historia, los órganos han sido:
- Portátiles o fijos, según se puedan trasladar o no.
- Hidráulicos o neumáticos, según sea que el aire se genere por la tensión o presión de agua (fría o caliente), o bien por fuelles manuales o eléctricos (que es el sistema actualmente en uso).
En el siglo XVII Fray José de Echevarría introduce la llamada "caja de ecos", un artilugio que permite realizar efectos sonoros de "cercanía y lejanía", y la trompetería horizontal en forma de tiros dando al instrumento unas sonoridades muy ricas y potentes.
En el siglo XIX se perfeccionó hasta el punto de alcanzar un solo órgano la extensión de diez octavas con cinco teclados. En las últimas décadas, con la aplicación de la electricidad a los órganos, se ha conseguido simplificar los sistemas de palancas y dar mayor rapidez a todos los movimientos.
El órgano en la música académica europea
Como solista
Renacimiento
Ya en la edad media hubo colecciones de piezas para órgano solo; en el Renacimiento tuvo su primera edad de oro. Antonio de Cabezón (1510-1566) es uno de los mejores organistas de su época y uno de los más destacados en el ámbito español; para el órgano escribió tientos, pasacalles, variaciones, etc.Barroco
En el barroco el órgano tuvo su apogeo y época dorada, tanto en intérpretes como en compositores y organeros.En Italia destaca la figura de Frescobaldi (1585-1641), cuya obra Fiori musicali (1635) es una de las más importantes en el ámbito teclístico.
En los Países Bajos hay otro ilustre ejemplo con Jan Pieterszoon Sweelinck(1560-1621). Él y Frescobaldi son los dos primeros genios de la literatura barroca del teclado.
En Francia el órgano tenía un papel relevante en la vida musical, y la escuela francesa del órgano tuvo su máximo apogeo entre 1660 y 1720. Los más ilustres exponentes de la escuela es F. Couperin (1668-1733). Después la escuela, junto con la escuela del clave, pierde prestigio y la música francesa del instrumento desaparece ante la indiferencia de los grandes compositores, como J. P. Rameau (1683-1764). En 1790 ya está en plena decadencia y hay sólo compositores menores.
En España hay numerosas figuras destacables durante todo el periodo, desde Francisco Correa de Arauxo y Juan Cabanilles hasta Antonio Soler (1729-1783), cuya producción organística es la más importante del siglo XVIII en el ámbito iberoamericano.
En Inglaterra los dos más ilustres representantes son Purcell (1659-1695), que compuso piezas de temática libre, y Händel (1685-1759), que compuso conciertos para órgano y orquesta.
La escuela alemana, que puede dividirse en la del norte, la del sur y la del centro, tuvo su apogeo entre 1650 y 1750 con los tres compositores más importantes de la literatura Alemana: Pachelbel (sur) (1653-1706), Buxtehude (norte) (1637-1707) y, sobre todo, Bach (1685-1750), cuya aportación fue la más importante del periodo barroco.
Desde 1750 hasta la actualidad
Con ello, en el siglo XX el órgano recupera otra vez su papel de instrumento rey, y alcanza su cumbre en la ricas y complejas obras de Olivier Messiaen (1908-1992), así como en el concierto de órgano (1938) de Francis Poulenc, aunque el autor sin duda más prolífico es Marcel Dupré (1886-1971).
En el Museo de la Música de Barcelona se expone una importante colección de órganos barrocos, clásicos y románticos de distintos orígenes.
En el año 2006, el Papa Joseph Ratzinger dijo, con motivo de la inauguración de un órgano tubular en Ratisbona, Alemania: "El órgano ha sido siempre considerado, y con justa razón, el rey de los instrumentos musicales, porque eleva todos los sonidos de la creación [..] y da resonancia para la completitud de los sentimientos humanos, de alegría a tristeza, de ruego a lamentación. Al trascender el mero ámbito humano, tal como hace toda musica de calidad, (el órgano) evoca a lo divino. Su gran rango tímbrico, yendo de suave y llegando a un atronador fortissimo, hace de él un instrumento superior a todos los demás. Es capaz de hacerse eco y de expresar todas las experiencias de la vida humana. Las multiples posibilidades del órgano, de alguna manera nos recuerda a la inmensidad y magnificiencia de Dios."
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